09/05/2013 -EN LA MIRA- XALAPA VERACRUZ
COLUMNA PUBLICADA EN PRENSA
POR: FERNANDO HERNÁNDEZ FLORES
A ti mamá
¡Eres como el terciopelo, que hasta tus caricias suaves llegan a mi alma, madre mía!
Es diez de mayo y como cada año un festejo se le hace a cada una de
nuestras madres. Los bailables interpretados por los pequeñines en las
escuelas o el ballet contratado por el ayuntamiento para el festival
alusivo a las mujeres que nos dieron la vida, que a pesar de toda
adversidad, son los seres de gran corazón, y que al decir la primer
palabra siendo bebes decimos: “¡mamá!, ¡mamita!”
Es ahora no
sólo un motivo para recordarlas, valorarlas y hacerles homenaje; sino
para convivir, abrazarla y decirle gracias mamá. Porque gracias a ti que
me alimentaste, me encaminaste, formaste e inculcaste principios que en
las instituciones educativas, religiosas y sociales no obtuve. Ha sido
desde la casa, contigo mamá aprendí a dar mis primeros pasos, a
tropezar, a caminar entre la oscuridad y no dejarme llevar por las
apariencias.
¡Con cuanta emoción me llevaste esos nueves meses
en tu vientre y aún así compartías de tu ser al nuevo ser que era éste, a
quien en este preciso instante le llamas hijo! ¡Cuánta paciencia y
tolerancia tuviste conmigo, porque no entendía tus consejos, tus
palabras de aliento, tu mensaje era por mí omitido!
¡Madre eres
tú! La que cocina, la profesionista, la empresaria, la taxista, la
vendedora, la pescadora, la funcionaria, la ejidataria, la enfermera, la
doctora, la administradora, la escritora, la investigadora, la que
habla aún el hermoso idioma de nuestros ancestros. No olvidemos a las
mujeres que cuidan a los pequeños que no son sus hijos, pero que se
desviven por darles todo, ellas son sus verdaderas madres.
Hay
momentos fuertes, difíciles y duros para mamá. Ella como el roble se
mantiene firme, con temple y no se deja caer aún cuando la corriente la
intenta contaminar. Perder un hijo es un dolor inmenso para una madre,
tan sólo con saber que está en cama delicado por un accidente o una
grave enfermedad, la madre sufre. No hay palabras adecuadas, ni regalo,
ni poema, ni verso con el que le digamos mil gracias por ser mi mamá.
Paxkatkatsini.
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